¡Hola,
queridos lectores! ¿Qué tal su semana?
Hoy les traigo la reseña de los Pasos de Lope de Rueda, un dramaturgo y actor español
del siglo XVI que escribió comedias, coloquios y una piezas breves que Juan de
Timoneda llamó pasos, aunque en
realidad se trata de entremeses; la denominación “paso” es una mera innovación
terminológica del editor valenciano. Lope
de Rueda nunca se preocupó por el destino de sus obras, razón por la que Timoneda, tras la muerte de Rueda, fue quien se dio a la
tarea de publicar su producción dramática haciendo algunas correcciones
o modificaciones en aquellos casos donde lo creyó menester. Los pasos que
aparecen en la edición que reseño hoy son los siete que aparecieron en El Deleitoso (1567):
1. Los criados, 2. La carátula, 3. Cornudo, 4. El convidado,
5. La tierra de Jauja, 6. Pagar y no pagar y 7. Las aceitunas (2, 3, 4, 6 y 7 nombrados
por L. Fernández de Moratín en Orígenes
del teatro español de 1830; 1 y 5 por A. C. de la Barrera en su Catálogo bibliográfico y biográfico del
teatro antiguo español de 1860); y los tres adjudicados a Rueda en el Registro de
representantes (1579): 4. Los
lacayos ladrones, 5. El rufián
cobarde y 6. La generosa paliza (4
y 6 nombrados por Barrera y el 5 por Moratín).
Los pasos
están escritos en prosa y se caracterizan por ser breves, con pocos personajes
(por lo regular tres) y un escaso desarrollo argumental.
Estas piezas se representaban al principio o en el
medio de las comedias (género dramático de mayor envergadura), su intención era darle un descanso al público y hacerlos
reír; aunque los pasos dependen de una obra, eso no quiere decir que no
tengan su propia autonomía. Dado a que los pasos carecen de una acción
dramática elaborada, esta es suplida por los personajes, quienes tienden a ser del
estrato social bajo (aunque a veces aparece el amo) y cuyo papel estrella lo tiene la figura del simple, que gracias a su ignorancia,
ingenuidad y simplicidad, propicia situaciones divertidas y diálogos cómicos
con los que se pretende divertir a los espectadores.
La comicidad radica en el lenguaje coloquial, la
exageración en el vestuario y la gestualidad, así como en el carácter de los
personajes y sus nombres, además de que recurre a situaciones ridículas con un
gran despliegue de violencia en el que se pueden advertir golpes e insultos. Al
no tener acotaciones, la improvisación era un elemento clave en la
representación de los pasos, ya que los actores tenían carta libre en sus
representaciones y podían adaptar sus movimientos y diálogos al público
específico ante el que estaba actuando, proporcionando así un mayor
entretenimiento.
«PERIQUILLO. –¿Qué manda?
DALAGÓN. –¿Qué mando?
¡Toma, don vellaco, goloso!
PERIQUILLO. –¡Y…,
señor! ¿Por qué me da?
PANCORVO. –Lleváos esso
entretanto que lo sepáis.
PERIQUILLO. –¡Válame
Dios, señor! ¿No sabremos por qué medio?
DALAGÓN. –Porque os
comistes…
PANCORVO. –Sí, por
esso, porque os engolistes…»
Los pasos presentan
situaciones en las que los personajes son objetos de engaños o burlas y en las
que el tema del honor es motivo de risa, contrario a lo que sucede en las
comedias. Las historias representadas no son nada
del otro mundo, no tienen otra pretensión más que hacer reír. Esta es la
segunda vez que leo los pasos y siguen sin gustarme mucho, aunque debo decir que el de El
convidado y Las aceitunas sí los
disfruté bastante. El convidado
cuenta la historia de un caminante que va a ver a un licenciado que antes había
sido compañero suyo, el licenciado lo recibe y lo invita a comer, con todo y
que el caminante le ha dicho que no, pero el licenciado Xáquima insiste, el
problema es que Xáquima no tiene nada qué ofrecerle y no sabe cómo salir de
este aprieto. El licenciado está consciente de que no tiene en qué caerse
muerto, pero el hecho de ser “licenciado” le da estatus y tiene que aparentar,
por eso invita al caminante a comer, pero como no puede admitir que es pobre ni
desdecirse de la invitación así como así, alguien lo ayudará a salir del
aprieto con una artimaña, aunque esto provoca más problemas y risas.
Las
aceitunas, por su parte, cuenta una historia muy conocida y
popular: una familia acaba de plantar unos olivos y ya está planeando los
beneficios que obtendrá cuando vendan las aceitunas, creando así un problema
familiar, porque el padre quiere vender todo de manera económica y la madre
quiere hacer su agosto con las aceitunas. Ante tal discusión, el vecino viene y
funge como mediador.
Como se puede observar
con estos dos pasos, las historias son sencillas y
con finales predecibles, aquí lo que importa es la interpretación de los
actores y reírse con la desgracia ajena, son un poco como las películas
de ahora en las que hay puras groserías y golpes cada dos por tres, cuyo argumento
es por demás ridícula y chafa, pero que entretienen y hacen que te rías.
«LICENCIADO. -Porque yo, para combidalle, ni tengo blanca, ni bocado de pan, ni cosa, ofrézcola a Dios, que de comer sea. Y, por tanto, querría suplicar a vuessa mered que vuessa merced me hiziesse merced de me hazer merced, pues estas mercedes se juntan con essotras mercedes que vuessa merced suele hazer, me hiziesse merced de prestarme dos reales.»
Por otra parte, uno de
los aspectos que pueden causar problemas al lector actual, es el lenguaje, ya
que en algunos casos se pierde de mucho al no saber qué significa tal o cual
palabra o qué quiso decir determinado diálogo. Las
notas que brinda Fernando González Ollé ayudan mucho al momento de leer los pasos
y a no tener problemas para saber qué significa o a qué se refiere tal palabra,
sin embargo, son estas notas las que también
estorban la fluidez de la lectura, por lo que resulta más recomendable
leer el paso libre de notas, porque sin importar que no entiendas, captas la
idea principal y entiendes qué es lo gracioso y ya después, en una segunda
leída, puedes atender a las notas y comprender eso que se te escapa en un
primer instante.
Ahora bien, la edición
que tengo es la de cátedra y, además de las notas, también cuenta con un
estudio introductorio de Fernando González Ollé, en el que ahonda en las características
de los pasos que he mencionado en esta reseña, así como en otros aspectos,
tales como la justificación de la versión de los pasos que aparece en dicha
edición.
Ya para terminar, los Pasos no
fue una lectura que disfrutara del todo –creo que sigo sin agarrarle el
modo al teatro menor–, aún así, creo que vale la pena leerlos por la importancia que tuvo Lope de Rueda en el teatro y
específicamente en este género, pero si no les llama la atención, al
menos ya conocen un poquito más sobre los pasos.
FICHA:
RUEDA, Lope de, Pasos, octava
edición, introducción y notas de Fernando González Ollé, texto establecido por
Vicente Tusón, Madrid: Cátedra, 1999.
Espero les haya
gustado la reseña ^^
Sus comentarios
siempre son bien recibidos.
Gracias por leer <3
Dudo mucho que vaya a leer este libro. Lo veo prácticamente imposible xD
ResponderEliminarEste autor lo estudié cuando estaba en el instituto, y ya entonces no me gustó mucho lo que leí. No me gusta el teatro menor, ni el mayor. Es un género que me aburre, que no entiendo, y que no disfruto, así que definitivamente no es para mí.
Un beso!
Hola guapa!
ResponderEliminarEn esta ocasión lo dejo pasar, este no es para mí. Besotes
¡Hola! que raro se me hace ver una reseña de este libro jajaja yo lo tuve que leer para la universidad y me gustó bastante jajaja
ResponderEliminarUn besito
Hola!
ResponderEliminarNo había escuchado sobre esta historia y la verdad es que no me llama la atención, no es muy de mi estilo. Lo dejo pasar y prefiero centrarme en mi lista de pendientes que es bastante larga.
Gracias por la reseña.
Besos
Tengo muchos pendientes, así que, de momento, lo dejo pasar.
ResponderEliminarExcelente reseña.
¡Nos leemos!😊